Comienzan los vertiginosos años setenta para la familia Alcántara, con atisbos de cambio en el horizonte. El barrio de San Genaro anda revolucionado por la apertura de un nuevo local, el Edén, nada más y nada menos que una barra americana en toda regla. Mientras, la bodega de Tinín se queda vacía ante tal reclamo para la clientela masculina. En el trabajo, aunque Antonio ya es todo un experto vendiendo pisos sobre plano, tanto él como los compradores se extrañan de que no se haya empezado a construir aún. Entretanto, Inés acude impaciente al aeropuerto a recoger a Diego, que por fin regresa de su viaje a Roma.